• Anatomia ocular en reptiles

    Autor: A. Bayón, N.J. Brotóns, A. Albert, J. Talavera
    Fuente: Ver referencias.

    Resumen


    En este este artículo se presentan las particularidades anatómicas oculares en los reptiles mantenidos en cautividad.

    Anatomía y fisiología


    Párpados y anexos.
    Las conformaciones anatómicas de los párpados y anejos varían dependiendo del grupo e incluso de la especie de reptil de que se trate.

    - Párpados: En los lagartos los párpados inferiores están bien desarrollados, poseen mucha movilidad y su contacto sobre la córnea es mayor que en otros reptiles. En algunas especies de saurios, algunas de las escamas del párpado inferior son transparentes (o están ausentes), de tal forma que permiten una visión parcial aun con los párpados cerrados. En cocodrilos está más desarrollado el párpado superior conteniendo un tarso óseo. También presentan un tercer párpado o membrana nictitante que se desliza a través de la córnea húmeda (32). En los camaleones los párpados aparecen fusionados excepto en la zona central (27) y se mueven al mismo tiempo que el globoocular en cualquier dirección. En algunos gecónidos y escincos (Ablephauru ssp.) y en todas las serpientes, los dos párpados se fusionan y forman una membrana lenticular o anteojo que se encuentra en aposición estrecha con la córnea (Fig. 1).

    Entre esta membrana y la córnea se encuentra el espacio subespecular o corneoespecular, que comunica con el techo de la cavidad bucal a través del conducto lagrimal (en las especies que lo presentan), el cual desemboca al lado de la base del órgano vomeronasal u órgano de Jacobson. Este pequeño saco con paredes fuertemente pigmentadas y sostenido por cartílago se abre en la boca por un conducto a ambos lados frente al paladar, mediante el cual lagartos y serpientes huelen las partículas introducidas por las puntas de la lengua (32). La membrana lenticular es impermeable y se continúa con la piel periocular vecina (22,27,41); asimismo, contiene vasos finos (capilares) que deben diferenciarse de la neovascularización corneal (25). Estos vasos juegan un importante papel en los procesos de cicatrización de heridas en el anteojo. El desprendimiento de las capas externas de la epidermis corporal o ecdisis también afecta al anteojo. A medida que se aproxima el desprendimiento, la epidermis se vuelve opaca, de color blanco o azulado debido al engrosamiento epitelial y a la rotura de algunas capas de la piel. Durante la ecdisis se acumula un fluido lubricante (26) o líquido linfático (42) entre la capa nueva y antigua del anteojo.

    Clase Reptilia
    Orden Squamata
    Orden Chelonia
    Orden Crocodylia
    Suborden
    Sauria
    Suborden
    Ophidia
    Suborden
    Cryptodira
    Suborden
    Pleurodira
    Suborden
    Eusichia
    Iguanidae:
    - Iguana
    - Basiliscos
    - Anolis
    Boidae:
    - Boa
    - Pitón
    - Anaconda
    Testudinidae:
    - Tortugas de tierra


    Pelomedusidae:
    - Tortugas afroamericanas

    Crocodylidae:
    - Cocodrilos
    - Caimanes

    Agamidae:
    - Lagarto cola espinosa
    - Dragón chino
    - Agamas
    Colubridae:
    - Falsa coral
    - Serpiente del maizal

    Emydidae:
    - Galápagos



    Chelidae:
    - Tortugas austroamericanas



    Chamaeleonidae:
    - Camaleones


    Chelydridae:
    - Tortugas mordedoras


    Gekkonidae:
    - Gecos


    Trionycgidae:
    - Tortugas caparazón blando


    Scincidae:
    - Escincos




    Varanidae:
    - Varanos




    - Glándulas: Al igual que los mamíferos, los reptiles presentan dos glándulas orbitarias: glándula de Harder y glándula lagrimal; la primera se localiza ventromedial, y la segunda, dorsotemporal. En los quelonios se encuentran muy desarrolladas (especialmente en las tortugas marinas). La glándula lagrimal está poco desarrollada en las
    serpientes y ausente en gecos, camaleones y la tuatara. En los quelonios, al no tener conducto nasolagrimal, la lágrima desaparece por evaporación/absorción a través de la conjuntiva o derramada desde el saco conjuntival; se ha descrito en algunas especies que, tras la aplicación tópica de fluoresceína, en el saco conjuntival de los quelonios, ésta puede ser observada en la parte caudal de la cavidad bucal en todas las especies examinadas, pudiendo ser una vía del drenaje laqrimal (11).

    Sin embargo, en tortugas de tierra (Testudo graeca, Testudo hermanni y Testudo horsfieldi), utilizando el test de la fluoresceína, no hemos puesto de manifiesto la existencia de comunicaciones entre el saco conjuntival y cavidades nasal u oral. Desde un punto de vista funcional, las glándulas lagrimales en los quelonios actúan como glándulas de eliminación de sales (20,21,30).

    Esclerótica
    La esclerótica en los lagartos es fina, manteniéndose mediante un cartílago hialino que se extiende desde el polo posterior al ecuador. Cranealmente al citado cartílago existe un anillo de 6 a 17 osículos (según las especies)(9) que da forma al segmento anterior y permite la inserción del músculo ciliar en el borde de la córnea. Los cocodrilianos carecen de osículos esclerales, aunque el cartílago escleral está muy desarrollado y se extiende anteriormente hasta alcanzar casi la ora serrata. Esta estructura está también presente en los quelonios. Los ofidios carecen de cartílago hialino, y su esclerótica es completamente fibrosa(30).

    Fig. 1. Ojo izquierdo de un geco tokay (Gekko gecko). Los párpados se
    encuentran fusionados y forman la membrana lenticular o anteojo, transparente. La pupila en esta especie es vertical con aspecto dentado.
    Fig. 2. Ojo izquierdo normal de un galápago de Florida (Trachemys scripta
    elegans). Se observa que la pupila es redonda, y el iris de color verde presenta una banda oscura horizontal.
    Fig. 3. Ojo izquierdo normal de una iguana verde (Iguana iguana). Se observa que la pupila es redonda con una escotadura ventral. El iris presenta vasos
    sanguíneos que se visualizan fácilmente.
    Fig. 4. Ojo izquierdo de una tortuga de caja americana (Terrapene carolina).
    Se observa el iris de color rojo, característico de los machos.


    Córnea
    La córnea es fina y está compuesta por el epitelio anterior, la estroma, la membrana de Descemet y el epitelio posterior (endotelio)(8, 9). La membrana de Descemet es fina en quelonios y lagartos diurnos, y lo es mucho más en serpientes y gecos nocturnos, pudiendo faltar en estos últimos(9,37). En relación a la capa de Bowman, está ausente en los reptiles(8, 9), excepto en lagartos diurnos, en los cuales es gruesa y de naturaleza celular. Por otra parte, algunos gecos carecen de endotelio(8).

    Cristalino
    Las lentes de los reptiles son, en general, flexibles y blandas(8). En los lagartos existe un cojinete de células epiteliales en el ecuador, el cual termina en el cuerpo ciliar. Este cojinete está pobremente desarrollado en quelonios y ausente en serpientes(30). Como en los mamíferos, la mayoría de los reptiles pueden pasar del enfoque de un objeto lejano al de un objeto cercano mediante la contracción de músculos ciliares que provocan la deformación de las lentes flexibles. Sin embargo, en los ofidios la focalización se debe a la contracción del iris que incrementa la presión en la cámara posterior del ojo (cámara vítrea). Este aumento de presión empuja las lentes (flexibles y blandas) hacia la parte anterior de los ojos cambiando la posición y permitiendo la acomodación(7, 26,30,32).

    Úvea y segmento posterior
    - Iris: Presenta diferentes aspectos en relación a la pupila, coloración y patrones vasculares (Fig. 1, 2, 3 y 4). En general, los reptiles diurnos (y todos los quelonios) tienden a tener pupilas redondas, y los nocturnos, pupilas elípticas debido a que éstas se ensanchan más y permiten una mayor entrada de luz. En las iguanas la pupila es redonda con dos escotaduras, dorsal y ventral, que le dan un ligero aspecto elíptico (Fig. 3). En los gecos la pupila aparece como una línea vertical dentada (Fig. 1), lo cual permite un mejor detalle de las presas que deben capturar para alimentarse(7).

    Fig. 5. Colocación de una iguana verde (Iguana iguana) para una exploración
    biomicroscópica.
    Fig, 6. Observación del ojo derecho normal de una iguana verde (Iguana
    iguana), al cual se le ha realizado una hendidura.
    Fig. 7. Tonometria por aplanamiento (Tono PenQPXL) en una iguana verde
    nguana iguana) sedada.

    En general, la vascularización se observa en forma de dos arterias que penetran hacia el iris inferior y temporalmente, formando un plexo de capilares que se dispone circunferencialmente cercano al músculo esfinter. El drenaje venoso forma un plexo superficial, fácilmente visible(26).

    A diferencia de los mamíferos, los músculos ciliares de los reptiles están constituidos por músculo estriado (no por musculatura lisa), lo que permite una respuesta muy rápida a la luz (excepto en quelonios) mediante un control voluntario. Los procesos ciliares sólo se encuentran en quelonios, cocodrilidos y ofidios. El ángulo iridocorneal es similar al de los mamíferos pero menos desarrollado(8,11,19,26,41).

    - Retina: Generalmente es avascular (anangiótica), aunque existen algunas estructuras vasculares
    en el polo posterior. En los lagartos la retina es alimentada por los vasos coroidales y el cono papilar. Este último es una proyección vascular (similar al pecten de las aves y que deriva de los vasos hialoideos) que avanza desde la cabeza del nervio óptico hacia el vítreo, y llega incluso a alcanzar la cápsula posterior del cristalino. Las serpientes presentan una red de vasos desde la coroides o membrana vascular de la retina, la cual discurre por el vítreo posterior antes de abandonar el ojo en el nervio óptico. En cocodrilos existen pequeños vasos curvados que se pueden observar en la cabeza del nervio óptico(1, 26, 30).

    El número de conos y bastones es muy variable: las serpientes nocturnas no requieren una visión en color, ya que no existe suficiente luz, por lo que solamente poseen bastones (sensibles a la luz pero que producen una imagen sin color), mientras que las serpientes diurnas poseen conos que reaccionan ante el color y también bastones. En quelonios predominan los conos, y en cocodrilos, los bastones. En estos últimos el tapetum retinal está formado por la acumulación de cristales de guanina en las células epiteliales pigmentadas de la retina(7,26,30,38,41).

    Referencias


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    22. Lawton MPC. Diseases of the spectacle. Proceedings ARAV Missouri,
    1998: 119-122. Varios de los aspectos anatómicos y físiopatológicas de estas especies están en discusión, y son necesarios futuros estudios en profundidad con el fin de llegar a conclusiones definitivas.
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