Los machos adultos pueden llegar a medir unos 80 cm (cola incluida) mientras que las hembras son algo más pequeñas. Para sexarlos hay que observar las glándulas de sus poros femorales, como en las iguanas (se aprecia mejor en los adultos): a grandes rasgos, si están muy marcadas es que es un macho, si apenas se ven es que es una hembra. Los machos usan esas glándulas para marcar su territorio.