Introducción

Cobra, nombre común de ciertas especies de una familia de serpientes venenosas, conocidas por su aspecto intimidante y su picadura mortal. Es fácil reconocerlas por una especie de caperuza que despliegan cuando están irritadas o se sienten amenazadas, que se forma por extensión de las costillas de la parte trasera de su cabeza. Estos reptiles viven en Filipinas, el sur de Asia y África.

Nombre Científico: Ophiophagus hannah
Familia: Elápidos
Orden: escamosos
Suborden: Ofidios
Clase: Reptiles

Identificación:Elápido alargado y de gran tamaño, y capucha no tan pronunciada como la de las cobras del género Naja. Coloración parda y olivácea, a veces amarillenta, con partes ventrales de color más claro; las escamas de la cabeza están orladas de negro.

Tamaño: Entre 3,5 y 4 m de longitud media (tamaño máximo,cerca de 6 m).

Peso: Un ejemplar bien nutrido, de 4,7 m de longitud, pesa unos 12 kg

Distribución: Sur y este del subcontinente índico; sudeste asiático desde Birmania hasta el sur de China y Filipinas por el este, y hasta java y Bali por el sur, incluidas Sumatra, Borneo y Célebes.

Hábitat: Selvas pluviales y monzónicas, plantaciones de café y té, estuarios y manglares y otros hábitats húmedos o con abundancia de agua, además de vegetación densa.

Alimentación: Esta cobra se alimenta casi exclusivamente de serpientes, por lo general de gran tamaño, como serpientes rateras indias, culebras de agua asiáticas o incluso pitones. De forma ocasional, también consume varanos.

Reproducción: Tras unos 40 días de incubación, la hembra pone de 18 a 43 huevos (de 34 a 60 mm de diámetro y 40 g de peso como promedio).


Características

CRANEO: De tipo diápsido, el cráneo se articula con la primera vértebra mediante un cóndilo occipital único, lo que le confiere una gran movilidad. Mucho más flexible que el de otros reptiles, especialmente en el punto de unión de las dos mitades de la mandíbula inferior, permite tragar presas mucho mayores que el grosor de la cabeza.

COLMILLOS: Como todos los elápidos, la cobra real es un proteroglifo, cuyos “colmillos” del veneno están situados frontalmente en la mandíbula superior. Son prácticamente inmóviles y permanecen casi verticales cuando el reptil cierra la boca. Ello impone un límite a su longitud y así, mientras los colmillos de una cobra real de casi 4 m de longitud no miden más de 11 mm, los de una víbora `el Gabón (Bitis gabonica) de 1,8 m miden 29 mm.

OJOS: Como en otras serpientes, difieren en gran medida de los de otros vertebrados e incluso de los de los saurios. Así como estos últimos distorsionan el cristalino para enfocar los objetos próximos, las serpientes realizan el enfoque desplazando el cristalino con respecto a la retina de un modo análogo al objetivo de una cámara fotográfica. Tienen la pupila redonda, como corresponde a un reptil diurno; los párpados están soldados entre sí y forman un lente transparente encima del ojo.

PIEL: Muy pobre en glándulas, está en cambio muy bien dotada de terminaciones nerviosas que, aisladas o en grupos, actúan como sensibles órganos táctiles

CABEZA: Muestra dos abultamientos a la altura de las sienes, correspondientes a las glándulas que segregan el veneno.

CAPUCHA: Proporcionalmente más estrecha y alargada que en otras cobras; su extensión es posible gracias a una modificación anatómica: la prolongación de las costillas anteriores, que extienden la piel del cuello lateralmente y un poco hacia delante.

ESCAMA: Son engrosamientos de la capa córnea de la epidermis; sirven principalmente para evitar la deshidratación y, en el caso de las escamas ventrales, para facilitar la locomoción.

LENGUA: Larga, bífida, protráctil y en constante movimiento, está perfectamente adaptada para obtener información química sobre el entorno. Cada vez que la cobra saca la lengua, extrae partículas del aire, el suelo o el agua y, al volverla a meter en la boca, las conduce hasta el órgano de Jacobson, situado en el paladar. Gracias a su conexión nerviosa con el cerebro, esta compleja estructura se encarga de analizar químicamente las partículas extraídas por la lengua y proporcionar una información precisa sobre la presencia de depredadores, presas, rivales o compañeros sexuales en su entorno inmediato. Este órgano también actúa como un hidrómetro que detecta el grado de humedad del aire, lo que permite al reptil detectar a distancia la presencia de agua.

Especies

COBRA NEGRIBLANCA O DE BOSQUE (Naja melanoleuca): Mide de 1,5 a 2 m como media y vive en zonas forestales y sabanas del África subsahariana. Se alimenta sobre todo de sapos y ranas, aunque también consume pequeños mamíferos, serpientes y peces de movimientos lentos.

COBRA ESCUPIDORA DE CUELLO NEGRO (Naja nigricollis): Es mayor de las cobras escupidoras o es****ntes africanas: mide de 1.5 a 2.2 m de longitud como media, si bien puede alcanzar los 2,8 m. Vive en sabanas húmedas de África al sur de los 25° N, incluidas la provincia sudafricana de El Cabo, Namibia y el sur de Angola.

COBRA DE EL CABO (Naja nivea): Es endémica de África meridional, mide de 1,2 a 1,6 m (2m como máximo) y su coloración es extremadamente variable (amarilla, negra, pardorrojiza). Sólo se encuentra en Sudáfrica y en la mitad sur de Namibia, donde habita en sabanas secas, afloramientos rocosos y zonas montañosas.

COBRA DE KATI (Naja katiensis): No supera los 2 m de longitud, tiene el dorso pardo claro uniforme, con una o dos barras negras detrás del cuello, y el vientre blanco rosáceo. Es propia de las zonas de Sahel: Mali, norte de Nigeria, Burkina-Faso y norte de Ghana.

COBRA PALIDA (Naja pallida): Similar a la anterior, esta cobra de vientre amarillento vive en África oriental, desde Egipto hasta Tanzania.

COBRA DE MOZAMBIQUE (Naja mossambica): Pese a su pequeño tamaño -de 1 a 1,2 m de longitud media, y rara vez más de 1,5 m-, esta cobra escupidora parece tener una reserva de veneno inextinguible. Su distribución abarca desde el sudeste de Tanzania hasta el nordeste de Namibia y el este de Sudáfrica.

COBRA DE ASIA CENTRAL (Naja oxiana): Esta cobra de coloración variable no alcanza los 2 m de longitud, y su área de distribución se extiende desde el sudeste del mar Caspio hasta el este de Kazajstán y el norte de Pakistán.

COBRA INDIA O DE ANTEOJOS (Naja naja): Es quizá la más famosa de las cobras e indiscutiblemente la más venerada. Mide de 1,4 a 1,6 m de longitud como media, siendo 2,25 m el tamaño máximo conocido. Su coloración, que es muy variable (pardo claro, negro, etc.), puede ser uniforme o mostrar franjas transversales; a menudo presenta un dibujo en forma de anteojos en la parte dorsal de la capacha. Su distribución abarca el este de Pakistán, Sri Lanka y casi toda la India y Bangladesh.

COBRA DE MONÓCULO O MONOCELADA (Naja kaouthia): Esta cobra, que a menudo supera los 2 m de longitud, se caracteriza por tener un único ocelo en la parte dorsal de la capucha. Considerado por algunos autores como una subespecie de la cobra de anteojos, este ofidio se extiende desde el norte de la India hasta la Malasia peninsular y Vietnam, incluidas las islas Andamán, Birmania, el sudoeste de China y el centro y sur de Tailandia.

COBRA DE SUMATRA (Naja sumatranus): También considerada hasta hace poco como una subespecie de la cobra de anteojos, este ofidio es de pequeño tamaño, hay que rara vez sobrepasa 1 m de longitud, y de coloración uniforme, generalmente negra y a veces parda oscura. Su área de distribución se extiende pro Sumatra, Borneo y Palawán, donde ocupa hábitats selváticos y a menudo agrícolas.

COBRA DE JAVA (Naja s****trix): Esta especie, que rara vez supera los 1,5 m de longitud, es una cobra es****nte que, en lugar de morder, tiende a escupir su veneno a los ojos del agresor. Vive en java y en las islas pequeñas de la Sonda, incluyendo Komodo.

COBRA DEL SUDESTE DE FILIPINAS (Naja samarensis): De 1,20 m de longitud como media, tiene el dorso negro uniforme con la piel amarilla clara entre las escamas, la garganta igualmente amarilla y el vientre crema. Como indica su nombre común, vive en Filipinas, en las islas de Mindanao, Samar, Leyte, Bohol y Camiguin.

COBRA DEL NORTE DE FILIPINAS (Naja phillipinensis): Esta pequeña cobra mide 1 m de longitud como media. Su coloración varía del amarillo al verde oliva, con el vientre amarillento o crema, y su distribución abarca las islas de Luzón, Mindoro, Mazbate y Marindunque.

COBRA O ASPID DE EGIPTO (Naja haje): Esta cobra, que según parece causó la muerte a Cleopatra, mide de 1,2 a 1,8 m como media, pero puede acercarse a los 3 m longitud. Vive en zonas secas de África (subespecie Annulifera) y Arabia.

COBRA DE SIAM (Naja siamensis): Muy recientemente definida como especie, esta cobra de color dorado vive en zonas boscosas, a veces junto a lugares habitados, de Tailandia y la península malaya.

COBRA DE CHINA (Naja atra):De coloración bastante variable, esta cobra, que rara vez supera los 1,5 m de longitud, puede mostrar un dibujo de anteojos o bien un simple ocelo en la parte dorsal de su capucha. Vive en China y Vietnam, y en algunas zonas es objeto de gran veneración.

COBRA ESCUPIDORA ANILLADA O RINKHALS (Haemachatus haemachatus): Es el único elápido vivíparo de África. Se alimenta principalmente de sapos, mide 1m como media y, contrariamente a muchos otros elápidos, tienen las escamas carenadas. Su distribución se limita al extremo sur de África desde el nivel del mar hasta los 2.500 m de altitud.

COBRA DE HOCICO EN ESCUDO (Aspidelaps scutatus): Mide apenas 50-75 cm de longitud, tiene el cuerpo grueso y sólo se encuentra en las sabanas y zonas áridas de África meridional. Tiene el rostro muy modificado y su amplio escudo rostral, cóncavo por debajo, se curva hacia atrás por encima del hocico.

COBRA CORAL (Aspidelaps lubricus): Vive en las sabanas y zonas áridas de África meridional. Mide entre 50 y 75 cm de longitud. Recibe su nombre por su coloración pardorrojiza con franjas negras. Al igual que la cobra de hocico en escudo, usa su hocico como una pala excavadora para perforar el suelo arenoso. Crepuscular y nocturna, se alimenta sobre todo de ranas, lagartos, roedores y grandes termitas.

COBRAS ACUATICAS (género Boulengerina): Las dos especies de cobras acuáticas sobrepasan a veces los 2,4 m de longitud y habitan en las orillas rocosas de los grandes lagos africanos, donde se alimentan principalmente de peces.

COBRAS ARBORÍCOLAS (género Pseudohaje): Las dos especies del género Pseudohaje alcanzan dimensiones similares pero están muy adaptadas a al vida arbórea: son delgadas, de coloración brillante y contrastada y con los ojos grandes. Según parece, se alimentan principalmente de ranas arborícolas. Viven en selvas pluviales y en otras zonas arboladas de África ecuatorial.

COBRA EXCAVADORA (Paranaja multifasciata): Todavía menor que las anteriores es la capucha de esta cobra, un ofidio pequeño (no suele superar los 60 cm de longitud) y escasamente conocido de África central.


El veneno

El veneno de las cobras, una neurotoxina, tiene un efecto devastador sobre el sistema nervioso. Con todo, gracias a la mayor disponibilidad de un antídoto eficaz, la elevada tasa de mortalidad debida a su potente veneno ha disminuido en algunas zonas de Asia.

Además de morder e inyectar su veneno neurotóxico, algunas cobras como la cobra escupidora occidental escupen el veneno comprimiendo los músculos que tienen en los colmillos. Estas cobras confían más en escupir el veneno que inyectarlo. Suelen apuntar a los ojos provocando una ceguera temporal, y a veces permanente.

El veneno de las cobras se viene usando en la investigación médica debido a que contiene una enzima, la lecitinasa, que disuelve las paredes de las células, así como las membranas que rodean a los virus.


Reproducción

La cobra real se aparea tras un estereotipado cortejo que se inicia con un acercamiento sigiloso del macho -de lo contrario, la hembra podría matarlo de un mordisco-. Más prolongada que el cortejo, la cópula puede durar hasta tres horas, pero éste será todo el contacto que se producirá entre ambos sexos. Cuarenta días después, la hembra recoge fragmentos de vegetación muerta y suelo del bosque, haciendo un bucle con la parte anterior del cuerpo para poder arrastrarlos, y los va amontonando hasta construir un nido cónico, que suele medir unos 30 cm de altura y unos 70 de diámetro.

La incubación dura unos dos meses y suele coincidir con el monzón o época de lluvias. Durante mucho tiempo, debido en parte a la rareza de esta especie y a lo difícil que es encontrar sus nidos en plena jungla, se creyó que la hembra era muy agresiva durante el período de incubación. La realidad es bien distinta, ya que este tímido y escondedizo ofidio huye rápidamente hacia la espesura ante la presencia del ser humano o de cualquier depredador de gran tamaño, aunque eso sí, sin alejarse del nido y volviendo inmediatamente a él tan pronto como se aleja el peligro.

Por lo demás, la cobra hembra sí defiende activamente su puesta frente a las mangostas u otros depredadores pequeños y, si algún huevo ha quedado al descubierto, lo introduce de nuevo en el nido. La vigilancia de los huevos tiene el coste fisiológico adicional que supone no alimentarse durante un largo período

Mudas y madurez sexual

Cuando nacen, las crías apenas miden unos 50 cm y, pese a la eficacia de su aparato de veneno y a la doble función de advertencia de su coloración brillante y de su capucha extendida, son muy vulnerables. Como los adultos, lo son especialmente durante las mudas, necesariamente frecuentes para hacer frente a un rápido crecimiento. La primera de estas mudas se produce poco días después de la eclosión, por lo general antes de la primera comida, y durante un año, la serpiente muda cada mes.

Con la edad, la frecuencia de las mudas se reduce progresivamente, al tiempo que decrece la velocidad de crecimiento, se aclara el color del cuerpo y se difuminan las franjas transversales. Esta última tendencia parece coincidir con el incremento en la velocidad de locomoción. Hacia los tres años de edad, las jóvenes cobras alcanzan la madurez sexual, pero no detendrán su crecimiento hasta los diez años o más. Listos ya para aparearse, los machos deberán hacer frente a otros machos rivales, si bien esta rivalidad probablemente está más relacionada con el territorio que con el acceso a las hembras.

En todo caso, los encuentros entre rivales, potencialmente letales debido a la actividad de su veneno, casi nunca se saldan con la muerte de uno de los contendientes ya que el combate está ritualizado en extremo.


Alimentación

Como todos los ofidios, la cobra real es exclusivamente carnívora. Dotada de una visión aguda pero que sólo permite detectar presas en movimiento, no se alimenta nunca de animales muertos y, además, es muy exigente por lo que respecta a su dieta. Como indica su nombre científico -Ophiophagus significa “la que como serpientes”-, esta cobra alimenta casi exclusivamente de ofidios, habitualmente de gran tamaño, pudiendo tragar animales muchos mayores que ella gracias a la gran capacidad de dilatación de sus mandíbulas y vértebras.

Si bien sus presas más usuales son las serpientes rateras (Ptyas mucosus) y otros grandes colúbridos que no suelen superarlas en tamaño, se ha observado en más de una ocasión como una gran pitón reticulada (Python reticulatus) era devorada por una cobra real mucho menor. Por lo demás, la cobra real también consume otros elápidos, tales como otras cobras y kraits (género Bungarus). Ocasionalmente, la cobra real también devora varanos e incluso anfibios, pero casi nunca animales “de sangre caliente” (homeotermos) ni tampoco peces, pese a que acude a menudo al agua donde nada con soltura.

saludos alex y escamados.