Las iguanas son unos animales que tienden a defenderse cuando se sienten atacados. Hay que tener en cuenta que son reptiles cuyo ámbito natural es la selva y sus reacciones están provocadas por su fuerte instinto de autoprotección. Cuando sea necesario manipular una iguana, es preciso tener en cuenta los consejos que se citan a continuación.

Cuando se adquiere un animal de estas características, hay que tener pensado de antemano que requiere un lugar amplio para vivir. Esto es así porque una iguana adulta puede llegar a medir 1,5 metros de largo. Es imprescindible equipar este espacio con una serie de artículos del todo necesarios para que esta mascota tan especial disfrute de las mejores condiciones de vida.

Condiciones de habitabilidad
El terrario debe tener las siguientes medidas: en el caso de que vaya a ser ocupado por una iguana joven (aquellas con menos de 18 meses), deberá medir 80 cm. de largo por 70 cm. de ancho por 100 cm. de alto. Si es una iguana adulta la que lo va a habitar, es decir, una con más de tres años, el habitáculo medirá 3 m. de largo por 1,5 m. de ancho por 2 m. de alto.



Además, ha de disponer de una placa calefactora, un tubo fluorescente emisor de rayos UVB, un recipiente para la comida y otro para el agua, siendo este último lo suficientemente grande como para permitir que la iguana se bañe en él. Los tubos fluorescentes sirven para que el lagarto sintetice correctamente la vitamina D3. También es bueno colocar en el terrario ramas secas para que la iguana pueda trepar por ellas.


Temperatura y humedad
Con respecto a la temperatura del hogar de este animal, a lo largo del día deberá oscilar entre los 28ºC y 32ºC y, durante la noche entre los 19ºC y 25ºC. Para conseguir estas elevadas temperaturas en la época invernal, existen numerosos modelos de calefacciones.

Es recomendable evitar el uso de las piedras calefactoras, ya que pueden llegar a los 40ºC, lo que repercutirá negativamente en la salud del reptil. Antes de introducir de forma definitiva a la iguana en el terrario, hay que probar el equipo calefactor. Esto se debe a que pueden desarrollarse fallos eléctricos. Para apagar y encender la calefacción se puede hacer uso de un temporizador.

Por otra parte, debe estar situado en un lugar alejado del paso y muy iluminado. Si la iluminación del sol no es la adecuada, hay que recurrir a la artificial. Esto se debe a que la iguana puede pensar que se acerca el invierno e iniciar su hibernación. La humedad tiene que ser del 60% ó 70%, lo que se logra fácilmente pulverizado agua directamente en el terrario. Por último, para conseguir una correcta aireación, hay que sustituir el cristal superior por una malla.

Cómo manipular una iguana
Es posible entrenar a una iguana. Sin embargo, al poder ser peligroso, hay que tener en cuenta una serie de recomendaciones. Por ejemplo, cuando haya que levantar al animal, hay que sujetarlo por el abdomen y las patas. Nunca se debe sostener por la cola, puesto que tiene la capacidad de desprenderse de ella. Aunque su cola volvería a crecer (no tanto como antes), podría infectarse.


No es muy común que una iguana intente morder a alguien: si lo hace es porque se siente amenazada. En estos casos es aconsejable ponerles un trapo de color negro sobre la cabeza para tranquilizarlas. Lo mismo sucede con los arañazos. Sus garras se pueden cortar para impedir que se produzcan accidentalmente.

Normalmente, las iguanas no suelen ser agresivas después de un proceso de domesticación. No obstante, en algunas circunstancias especiales es posible que dejen ver su furia, sobre todo los machos. Uno de los métodos para combatirlo es proporcionale un muñeco de plástico durante la época de celo.

Tratar la hostilidad
Cuando parece que no queda más remedio, se suele recurrir a la castración, aunque no está comprobado científicamente que esta operación sea efectiva a la hora de limitar la agresividad. La mejor etapa para llevarla a cabo es la de la madurez del animal. A veces, la escasez de hormonas fruto de la castración impide que la iguana se desarrolle normalmente.


Una forma de corregir el mal genio de este reptil es no tratarle de modo hostil. Por lo tanto, hay que mirarlo de frente o cogerlo por la tripa para que se acomode en la mano y el brazo como si pendiera de la rama de un árbol. No hay que agarrar a las iguanas por el cuello como lo harían los depredadores. Además, estos animales cuentan con una especie de ¿tercer ojo¿ encima de la cabeza que les permite ver a los rapaces cuando se acercan desde arriba. Si el dueño de la iguana se aproxima desde arriba, se convertirá en su enemigo.